¿HAS REPARADO ALGUNA VEZ EN LA CANTIDAD DE KILÓMETROS QUE RECORREN ALGUNOS ALIMENTOS ANTES DE LLEGAR A NUESTROS FRIGORÍFICOS? ¿SUELES MIRAR EL DATO DE PROCEDENCIA DE LOS ALIMENTOS QUE CONSUMES?
Uno de los factores que más contribuyen al deterioro general del planeta es nuestra forma de consumo, nuestros hábitos de compra. Probablemente, durante el confinamiento has frecuentado comercios del barrio que con anterioridad quizá ni conocías. El comercio local ha cubierto nuestras necesidades esenciales cuando más nos ha hecho falta. Tenemos la oportunidad de ser agradecidos, aprender de lo sucedido y actuar en consecuencia.
Reto: Fotografía de una compra en un comercio local
Conocer la huella ecológica de los productos que consumimos nos permite cambiar nuestros hábitos, sabiendo que el pequeño comercio del barrio reduce dicha huella y genera una mayor y mejor distribuida riqueza social que las grandes superficies. Dependiendo de cómo y dónde compremos, estaremos favoreciendo un modo de sociedad u otro.
Ventajas del consumo local:
- Los precios son más justos al eliminar intermediarios y el coste del transporte.
- Se compran y consumen los productos en el momento adecuado.
- Nuestras calles se llenan de vida, creándose empleo y manteniendo el existente.
- Se reducen los gases de efecto invernadero al reducirse el transporte.
- Se impiden los oligopolios.
- Se reducen los desperdicios – no sólo los tuyos, sino los del agricultor también. Por estética, una parte de los alimentos producidos para los supermercados se rechaza porque no tienen el tamaño, color o forma adecuados. Los productores locales ofrecen la mejor calidad, e incluyen formas grandes, pequeñas e irregulares, porque así es como la Naturaleza hace las cosas.
- Se puede comprar la cantidad de alimentos que realmente se necesita.
- Se evitan envases de plástico innecesarios.